jueves, 21 de julio de 2016

Santo remedio

Cuando mi tocaya zapatista me pregunto si podría acompañarla al médico al día siguiente, me puse muy contenta. Aunque fuese lejos y hubiera que levantarse tempranisimo.
Primero, porque por fin iba a ser útil para algo! Segundo porque empezaba a aburrirme,-cosa extraña-, de que en ese lugar, hermoso como era, no pasara nada.d e inmediato dije que sí, y se agregaba el hecho de que era para la nena, de unos 7 meses de edad.
Así que pregunté a qué hora había que salir y como me dijeron a las 4.00am, apronte el termo con café para el desayuno, ( parece algo sin importancia, pero se trataba de hacerlo encendiendo el fuego con leña, purificar el agua, etc,).
A las 3.30 del dia siguiente sonó el despertador y me levanté rápidamente para no hacer esperar a la mujer con su niña. Tomé el café, y me dispuse a esperar en una mesita, mientras veía caer un diluvio interesante. Eran como las 4.00am y yo empezaba a sospechar que Lucía hubiera decidido no ir por la lluvia. Trataba de no dormirme ni caer en la tentación de volverme a la cama, digo, hamaca, porque tampoco podía ir hasta la casa... así que, seguí esperando.
Al cabo de una media hora, o cuarenta minutos, llegó por fin la compañera, disculpándose, por haberse demorado con la nena. El viaje resultó mucho más sencillo de lo que esperaba. Caminamos !menos de 5 minutos y nos paramos bajonun árbol, según lo poco que podía vera esperar que pase la camioneta/taxi, que milagrosamente iba hasta Palenque, nuestro lugar de destino. Una vez en el mercado de Palenque, tomamos otro taxi, ya que un taxi no es, como podrán imaginar un taxi y  la compañera no sabía llegar de otro modo.
Bajamos frente a una casucha, primer momento extraño, ya que entonces no era hospital, ni salida, sino a lo sumo consultorio.
Un solo hombre , de unos 60 años estaba allí sentado en la puerta. Le preguntamos a qué hora habría o qué debíamos hacer. El comentó que no abrían nunca antes de 8, 8 y media, hora en la que comenzaban a repartir turnos. Miramos el reloj y eran.... las 6.00!! Sugirió inmediatamente que no nos movamos de allí, ya que empezaba a llegar mucha gente al rato, pero que también había una tiendita así que íbamos a poder comprar alto de comer. Siguiendo sus indicaciones, nos apostamos ahí en el banquito, conversamos con el señor, a la sazón docente, luego con alguna otra persona de la cola, y dormite ahí mismo sentada apoyada contra la pared.
Alrededor de una hora después abren la ventana del lugar, donde efectivamente había una tiendita/kiosko. Contentas, compartimos unas galletas para amenizar la espera.
A los 15 min Aprox abrieron la puerta de al lado, de donde veo salir  un hombre joven que sube a su moto con el perro, y se va, volviendo minutos después con albahaca. Va y viene algunas veces. Después de ello, vuelve, y al rato abren la puerta vendiendo albahaca y huevos...yo no presté demasiada atención. Todavía esperaba que al rato todo eso terminará y comenzará la atención médica. Quizás estos otros eran familiares del doctor, vecinos, o vaya uno a saber!
Recien alrededor de las 8.30 am, el señor de la tiendita, llamó para anotar ala gente. En el ínterin averiguamos que cobraban 10$ la ficha/turno, y luego a voluntad. Otra cosa llamativa, pero viniendo de un zapatista, en caso que lo fuera...
Alrededor de las 8.45 y la 9.00 la gente comenzó a ser llamada. El primero en entrar, obvio, el señor delante  nuestro. De repente empiezo a escuchar un rezo algo frenético, un padre nuestro a toda velocidad. Sí, gracias que reconozco el padre nuestro. También empecé a sentir aromas, como a inciensos, pero no podía ver mucho hacia adentro. Logré asomarme y ver una virgen, con algo de sospecha, pensé en lo religiosa que es la gente del lugar, quizás simplemente tuvieran en la casa en que atendian, a la Virgen y algún otro simbolismo. Por fin pude ver cuando entré ( sólo a la "sala de espera").... que era una santería!!!
Mi primera reacción fue mirarlo todo y descubrí cosas bastante divertidas, como un jabón con la frase fuera " domina a tu hijo", la segunda fue putear internamente por haberme levantado a las 3.30 y haber esperado todo ese tiempo muerta de sueño, pensando que la nena al menos tendría su atención médica, para que finalmente se tratara de una santería!! La última  fue darme cuenta de la oportunidad única que estaba teniendo de vivir un aspecto absolutamente relevante de otra cultura con esa cercanía. Reconocer que no era lo que yo esperaba pero que para ellos era quizás más importante que el médico, de modo que de todas formas había sido útil. Entender además que los zapatistas son hombres y mujeres que provienen de colectividades con costumbres profundamente arraigadas y que no chocan necesariamente con la idea de autonomía, por lo que persisten sin contradicción alguna.
Al salir la nena completamente mojada y aromatizada, emprendemos el regreso, mientras le preguntó a Lucía, ya sólo por curiosidad sobre la respuesta:
-dijo algo sobre lo que tiene la nena?
Respuesta obvia y contundente:
- no, le hizo una curación y así se le va a pasar.

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