jueves, 5 de mayo de 2016

Aventuras en los volcanes de Ometepe (no apto para madres o tías suceptibles):


Primero lo primero. Ometepe es una Isla particular ya que está situada en uno de los lagos más grandes de América y tiene dos bellos volcanes. Ahí en esa Islita Nicaraguense nos encontramos con Flor y pasamos lindos e intensos días.
Nuestra primer aventura fue al volcán Concepcion. A pesar de las advertencias como buenos mochileros Argentinos, decidimos subirlo sin guía. La verdad, no nos fue mal porque aunque tardamos mucho en subirlo y no fue fácil, lento pero seguro, llegamos casi a la cima sin perdernos. Ahí con lluvia y viento mediante, decidimos con Flor parar, a pesar de la emoción que suponía ver el crater de un volcan activo. Rodo, dijo" yo me asomo un poquito más" y ahí mismo desapareció, así que pasado un  rato bajamos un poco a esperar en una zona ´más reparada. Tras dos horas de espera, y de escuchar a cada guía que nos dijera que íbamos a perder a nuestro compañero si había ido solo a la cima, apareció triunfal. Final feliz y bajada nuevamente extensísima. Pero cumplida la misión.




La segunda aventura fue subir al volcán Maderas, este sí inactivo. Con la promesa de la laguna en la que acampar y suponiendo que llevaba más o menos la mitad que el otro, salimos del camping del opilote. Este volcán con más vegetación y creímos que llevaría menos tiempo. Errorrrrrrr. Ibamos igual de lento,por caminos llenos de barro, pero casi todo el camino, por el correcto, siguiendo las cintitas azules y convencidos de que llegábamos al rato. Hasta que cruzamos una vaya, único lugar por el que se podía pasar y fuimos a dar a un lugar de pendientes muy pronunciadas y donde perdimos el rastro de las famosas cintas indicadoras. Con mucho cuidado de no caer por la pendiente,pero empezando a preocuparnos  por la hora, dimos algunas vueltas y tras  algunos momentos de sosobra con  tropezones incluídos,llega un español, que  paraba en nuestro camping, y salió tres horas después que nosotros,dando brincos como si nada.Cruzadas algunas palabras, él sigue adelante. Al ratito un francés, que había salido con él,pero un poco menos ágil y despabilado,se une a nuesro grupo. Comenzamos a bajar hacia la laguna una vez hallado el camino, pero ya sin luz. Con un poco de miedo de tropesarse,pero más miedo de poner un pie o una mano sobre una araña o serpiente,con dos linternas, una casi de llavero, para tres personas,llegamos a la laguna y armamos nuestra carpa: alivio, frío, un poco de hambre (imposible encender el fuego), felicidad también, en especial de encontrar un grupo como de 15 personas abajo. Dormimos cada uno con temperatura corporal acorde a su abrigo (creo que fui la más beneficiada) y a  la mañana siguiente,mate mediante, barritas y pan con dulce de leche (GRACIAS FOR!) vuelta a arrancar.  
Todos dirían habiendo visto los difíciles momentos de la ida que volveríamos por camino conocido. Peeeeeeeeeeeeroooo, no habíamos explorado  el que salia directo al camping. Como siempre, todo bien, aunque cansados, casi casi hasta el final. Nos indicaron una bifurcación del camino pero después vinieron otra, y otra, y otra más. Y no teníamos  ni idea para donde ir. Ni pasaba nadie.. Así que probamos. Y terminamos contra o mejor dicho, en medio, de una plantación deplátanos. Ya no teníamos agua, ni idea por donde seguir,y era pleno mediodía, asi que, probé un plátano crudo, caliente y horrible pero que según decidi iba a ser mi mejor reserva de energias. Así y todo, dadas las circunstacias,  no quería caminar mas sin rumbo bajo el sol. Mi mejor opción,esperar que bjara un  poquitito el sol, unos 40 min, y volver hacia atrás a tomar la bifurcación para el lado más probable,o  al camino por el que sí pasaba gente, aunque más lejano, obvio. En estas circuntancias admiré la paciencia y el buen humor de Flor, y la perseverancia y  energia de Rodo, que dejó la mochila para  ir solo a buscar el  camino.   Resultado: encontró un vaqueano, que primero se enojó y lo hizo pasar mal, pero ante la mención de que venía con dos mujeres y ya sin agua después  de andar solos por la ontaña, se convirtio en un hombre amable y charlatán, que nos dio agua de su campo  (mucho decir en zona  en la que se llevan dos años sin lluvias), y nos hizo salir por el camino máss corto cruzando alambrados, directo al restaurante debajo del camping. Festejo de la aventura con rica comida y descanso. 
Dos volcanes en menos de diez días diezmaron mi espíritu aventurero por un tiempo :)





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